A veces es fácil decir algo incorrecto. Cuando nos enfadamos, hablamos con rabia. Cuando estamos molestos, solemos ser groseros. Cuando queremos herir los sentimientos de alguien, decimos cosas hirientes. Aunque sabemos que no debemos hacerlo, a veces es más fácil dejar que las palabras duras salgan de nuestras bocas. Pero el autor aquí nos recuerda que la mejor opción es la sabiduría. Cuando estamos molestos, frustrados, enojados o heridos, aún podemos elegir dejar que la sabiduría dirija nuestras palabras. Aunque puede tomar algo de práctica, usar palabras sabias en cualquier conversación tiene el poder de cambiar el resultado.
Hoy, ora para que Dios te ayude a usar tus palabras sabiamente. Pídele Su ayuda para usar tus palabras sabiamente esta semana.
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