top of page
Buscar
Foto del escritorGabriela Lizeth Figueroa

¿Tengo que sufrir?



Los días más difíciles para la mayoría de las mujeres, son los días de su periodo. Los cambios hormonales y el dolor que muchas veces sentimos, es motivo para desear que esa fecha no llegue. Si eres hombre y tienes una novia (o esposa), una hermana o una amiga, entonces, sabes a lo que me refiero.


Recuerdo uno de los peores periodos de mi vida. Siempre que me atacaban los dolores, eran fuertes. Pero, mi madre suele comprarme unas pastillas que me funcionan a la perfección. Así que, como de costumbre, me las tomé para calmar los malestares.


Pasa media hora, una hora, y aún sigo sintiendo dolor. ¡Era insoportable! me retorcía mientras me preguntaba por qué seguía sintiéndome así, si ya me tomé mis píldoras, si me había puesto algo caliente en el abdomen y si estaba haciendo lo que tenía que hacer.


Esto me hace pensar en nuestra vida cristiana. Cada uno de nosotros ha pasado por situaciones difíciles y dolorosas, porque no estamos exentos del sufrimiento en un mundo como este. Y tal vez, mientras pasabas por esa situación, por ese dolor, le pedías a Dios que te ayudara, tratabas de confiar, pero la situación no mejoró. Te tomaste las pastillas necesarias, te tomaste la pastilla de la oración, la pastilla de la fe, la pastilla de la esperanza... Sin embargo, parece que “no hizo efecto.”


Entonces nos preguntamos, ¿Por qué el Señor permitió esto?


Dios no es el autor del mal, pero si permite ciertas situaciones en nuestra vida para probar nuestra fe y moldear nuestro carácter.


Es muy fácil amar y alabar a Dios cuando las cosas van bien, pero cuando eso que tanto anhelo no llega, ¿Seguiré confiando en Dios?


Si un familiar pierde la batalla contra alguna enfermedad ¿Debo pensar que el Señor ya no me ama, o a esa persona? ¡En lo absoluto!


Caminar en medio de la tormenta no es nada fácil, pero todos los que hemos logrado cruzarla podemos mirar atrás y agradecerle al Señor. En medio de la tempestad, con todo el viento y la lluvia, es casi imposible ver lo que está sucediendo, pero al cruzarla nos damos cuenta de que somos más fuertes.


En los momentos difíciles, cuando sientes que no puedes más, Dios no te abandona, y está ahí. Créeme que no le gusta verte sufrir, pero todas esas situaciones nos recuerdan que no debemos conformarnos a un mundo lleno de tanta maldad, y el Señor está esperando a que te refugies en él y confíes en que Él te dará algo mucho mejor.


Aunque no podamos entender y no podamos ver, el Señor está obrando. No esperes nada bueno de este mundo, mejor prepárate para recibir la recompensa mayor cuando nos veamos en el cielo. 

84 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo

Comments


Post: Blog2_Post
bottom of page