Mientras crecía, sin lugar a dudas sentí la ausencia de mi padre, pero al llegar a la adultez mi carencia se hizo más notable, cuando conocía a un hombre mayor recuerdo haber pensado: "el podría ser mi papá." Sin ser consciente de ello, anhelaba llenar ese vacío en mi vida, ese vacío llamado papá.
Mi padre murió siendo aún muy joven, nunca pude tener una relación cercana con él, contemplaba a muchas hijas con sus padres y mi corazón anhelaba tener algo así.
A medida que mi comunión con Dios crecía tuve que entregar ese vacío que nadie más que Dios podía llenar, perdonar a mi papá fue parte del proceso y comencé a experimentar el hecho que cuando me arrepentí y entregué mi vida al Señor, Él me adoptó como su hija.
Es mi deseo y mi oración que pueda experimentar el amor y cuidado de Dios tan cercano como un Padre. Él no solamente quiere llenar los vacíos en su vida, El quiere hacerle su hijo.
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