La imagen que tenemos de Dios es la de alguien que debe darnos algo que necesitamos. Esta es la idea generalizada que la religión nos ha enseñado: Un Dios de quien podemos llegar a obtener algo. Vamos a la tienda y elegimos lo que precisamos.
Si bien Dios se alegra en poder bendecir a sus hijos, debemos entender que hay algo más, y es que Dios nos ama y quiere estar cerca de nosotros, más allá de las necesidades. La Biblia dice: «Acercaos a Dios, y Él se acercará a vosotros» (Santiago 4:8).
Dios quiere tener una relación contigo, más allá de tus requerimientos, y no quiere jugar a la religión.
Acercarnos a Dios debe ser una constante en nuestra vida. Vamos a la iglesia generalmente cuando nos bautizan, cuando nos casamos y luego, cuando nos morimos. ¡Imagínese si uno tomara solamente tres veces agua en la vida! Debemos profundizar una relación con Dios, establecer una comunicación diaria con Él, y comenzaremos a recibir grandes bendiciones.
Si Jesús promete saciarnos, ¿cuál es entonces el requisito imprescindible?: Tener sed. Nuestra sed solo la satisface Su presencia. Ella será la señal para que el Espíritu Santo descienda.
Comments