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Foto del escritorGabriela Lizeth Figueroa

Un arrebato de ira



El enojo puede llevarnos a proferir palabras hirientes contra un ser amado que produzcan heridas profundas en una relación.


El enojo acumulado puede llevarnos a la ira, un nivel más elevado de enojo que suele acompañarse de violencia.

La biblia nos aconseja que seamos rápidos para escuchar, lentos para hablar y lentos para enojarnos porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios.


Cuándo somos dominados por el enojo hacemos justo lo contrario.

El enojo constante es un indicativo de un problema mucho mayor ocurriendo en nuestro interior, quizás una herida no tratada que se hizo amargura, sea la causa que hace aflorar constantemente nuestro enojo.


La verdad es que cada uno de nosotros tenemos una historia que contar y podemos encontrar las razones "justas" para dejar que una raíz de amargura brote en nuestro corazón y forme grietas en nuestro carácter, esto no sólo nos hará daño a nosotros mismos sino a nuestros seres queridos.


Piense por un momento si vale la pena continuar por ese camino, vivir dominado por el enojo no le permitirá disfrutar de la vida. Examine cuál es la raíz de su enojo constante y haga lo que sea necesario para ser libre.

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