¡Estas palabras fueron dirigidas a un hombre que había estado enfermo por 38 años! Su camilla le había estado cargando, y ahora Jesús le está diciendo que cargue con su camilla.
En nuestros últimos devocionales hemos estado hablando sobre cómo liberarnos de los problemas. Primero, debemos genuinamente querer ser libres y, segundo, debemos dejar de culpar a otros por nuestros problemas.
La última clave que quiero compartir con usted se encuentra en el versículo de arriba. Ésta es obedecer lo que el Señor le dice. No importa si tiene sentido o no—¡Obedezca!
Para un hombre que ha sido cargado por su camilla durante 38 años, levantarse y cargar con su camilla debió haber sido algo fuera de razón. Sin embargo, en el momento en el que comenzó a obedecer, nueva vida y nuevas fuerzas comenzaron a fluir en sus extremidades previamente paralizadas.
Escuche las instrucciones de Dios en su corazón. Búsquelas en Su Palabra. No hay fe sin acción. Habrá algo que Dios requerirá que haga para poder soltar o expresar su fe.
Puede que tenga sentido para usted—o pueda que no. Pero, citando a María, la madre de Jesús, “Hagan lo que él les ordene” (Juan 2:5).
Después de haber estado pastoreando la misma iglesia por varias décadas, he observado que muchas personas continúan atascadas en sus problemas. No porque el Señor no les haya hablado sino porque, aunque sí les ha hablado, ellos no han obedecido.
Si hay algo que no ha obedecido en su vida, póngase manos a la obra y haga lo que el Señor le ha dicho. Es la única manera de liberarse.
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