Es cierto que siempre hay algo de qué preocuparse, el miedo está por todas partes, además los medios de comunicación nos agobian tratando siempre este tema. La multiplicación de las catástrofes, sumadas a los problemas económicos y ecológicos, son factores que contribuyen a mantener el temor entre nosotros.
La palabra “temor” en el diccionario, es definida como un sentimiento de inquietud o angustia que mueve a rechazar o a tratar de evitar las cosas que se consideran arriesgadas o peligrosas. Pero existe otro tipo de temor, que es positivo, el cual la Biblia lo define como el principio de la sabiduría. Este es el temor a Dios, que nace cuando somos conscientes de la grandeza de nuestro Creador y del hecho de que un día El juzgará nuestras vidas.
Éste temor nos aparta del mal y hace que vivamos cada momento agradándole a Dios, porque tenemos siempre presente que su amor es perfecto, no depende de las circunstancias ni de lo que cada uno haga o deje de hacer, pues Dios es Amor. Y si tememos desagradarle a Dios porque lo amamos, entonces buscaremos cada día su presencia, tendremos el ferviente deseo de vivir siempre más cerca de Él; echando fuera de nuestras vidas la angustia y la ansiedad.
La biblia NO nos dice que los peligros anunciados por los medios de comunicación son imaginarios, pero si nos revela a un Dios que tiene planes de paz y felicidad para cada uno de nosotros, un Dios que quiere darnos razones para tener esperanza.
¿Si el año pasado Dios nos mostró su fidelidad y bondad, por qué tendríamos ahora que dudar de su protección, guía y provisión? Dios existe y nos ama, por dichas razones es que podemos empezar este nuevo año sin temor, depositando nuestro futuro y sueños en sus manos, y aunque tengamos que enfrentar situaciones difíciles, tengamos presente que Dios siempre estará a nuestro lado, dándonos el aliento, la fuerza y dirección necesarias para superarlas.
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