Imaginemos si verdaderamente creyéramos lo que la Biblia dice de la forma en que Dios nos ve. Eso transformaría la forma en que interpretamos todas sus acciones como misericordia. Sé que en medio de nuestras batallas con el descontento y los pecados que nos dominan es difícil visualizar lo que sucede en nuestra vida como algo que no sea una condena o castigo.
Si interpretamos gozosamente todo lo que sucede —enfermedad, muerte, pérdida, pobreza— como acciones de misericordia en vez de juicio, eso transformará la forma en que vivimos como cristianos. Debemos buscar la Palabra infalible de Dios para hallar la certeza de que Él en verdad nos ama y nos beneficia. Las Escrituras están llenas de expresiones de esperanza para que estemos felices:
• Dios es Aquel que ayuda, por tanto no tenemos nada que temer. (Isaías 41:13)
• El amor de Dios se refleja y se demuestra en que Él envió a su Hijo a morir por nuestros pecados. (1 Juan 4:10)
• Nada puede separarnos del amor de Dios, absolutamente nada. (Romanos 8:35-39)
• Dios nos ama con amor eterno. (Jeremías 31:3)
• Jesús nos ama con el mismo amor con el cual el Padre lo ama. (Juan 15:9)
Jesús, el Hijo Unigénito de Dios, fue aborrecido y rechazado por los hombres, sufrió y murió por crímenes de los cuales era inocente, y absorbió la ira de Dios por pecados que Él nunca cometió. Dios ordenó todo eso. ¿Por qué? Porque Dios nos ama (Juan 3:16). Y debido a que nos ama debemos saber que sufriremos en esta vida así como sufrió Cristo (Romanos 5:3–5).
Nuestra capacidad para interpretar las acciones de Dios hacia nosotros como acciones buenas está unida inevitablemente a nuestra satisfacción y gozo. Si somos incapaces de ver su providencia como bondad, nunca estaremos contentos ni satisfechos, y sin satisfacción nunca conoceremos completamente el gozo que Él tiene para nosotros.
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