No es fácil de creer a veces. Es difícil confiar cuando no podemos ver lo que Dios tiene planeado y no tenemos idea de lo que Él está pensando. Sí, Dios es soberano, pero a veces puede parecer que Él está lejos o tiene otros asuntos que atender. A veces podemos sentir que Él está demasiado ocupado cuidando del mundo como para escuchar nuestro lamento. El salmista se sintió así en muchas ocasiones.
Dios entiende el dolor que sufrimos cuando estamos angustiados. Él nunca ignora nuestros gritos de ayuda. En medio de este dolor, el salmista recordó que Dios no estaba ajeno de su sufrimiento: «Mis huidas tú has contado; pon mis lágrimas en tu redoma; ¿no están ellas en tu libro?» (Salmo 56:8). Qué imagen tan hermosa. El Dios del universo conoce todo sufrimiento y aflicción que estamos experimentando.
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