¿Cómo le va en este momento? ¿Hay problemas que lo estén presionando más de lo que puede soportar? ¿Hay en su vida algo que se esté desbaratando?
Vuelva a mirar lo que comenzó como un horrible viernes, el día en el que fue crucificado Jesucristo. Satanás se regocijaba con toda esa cantidad de crueldad, de injusticia, sufrimiento, odio y sangre. Pero, en la cruz, Jesucristo tuvo éxito en el pago de nuestra deuda espiritual, le puso fin a la autoridad que Satanás tenía sobre nosotros, y ganó para nosotros el veredicto de “no culpable” de parte del Juez del mundo. Jesús entró a la tumba como ganador, no como perdedor, y tres días después salió vivo de nuevo. “Encomendaba la causa al que juzga justamente. Él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia. ¡Por su herida habéis sido sanados!” (1 Pedro 2:23,24).
Cuando sus días le resulten abrumadores, vuelva la mirada al viernes que llamamos “Santo” y halle la satisfacción de saber que usted vale mucho para Dios.
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