Cualquier atleta te dirá que para ser más rápido, más fuerte y mejor, tendras que abrazar el dolor. Esto indica que tus músculos se están regenerando ¡lo cual es bueno!.
La fe es como uno y la regla es básicamente la misma aquí. La vida viene con una serie de desafíos a lo largo del camino. Los dolores que estos desafíos causan en tu vida tienen el potencial de fortalecer ese músculo que es tu fe.
Por lo que sea que estés pasando en este momento, cualquiera sea la tormenta que azota tu vida, quiero animarte a hacer crecer tu fe en este tiempo. Aférrate a Dios, deja que Él haga crecer tu fe a través de la tribulación, y se paciente en el proceso.
Cuando estamos atravesando momentos duros y difíciles en nuestra vida, muchas veces no hay mucho que nosotros podamos hacer más que ser pacientes y confiar en Él.
Te ánimo a buscar refugio en Él, confía en su amor y promesa que Él cuidará de ti. Fortalece tu fe a través de las circunstancias...
Fortaleceos en el Señor y en el poder de su fuerza.
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