“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” (Romanos 8:28)
“Y sabemos que…"
“Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo” (Job 19:25). Esto es lo que dijo Job después de haber soportado duras pruebas, enfermedad, dolores, sufrimientos, ataques espirituales...
Su mujer acaba de decirle: “¡Maldice a Dios y muérete!”. Job no obtuvo aliento por ningún lado, ni de las circunstancias que le rodeaban ni de sus allegados. Sus amigos, de hecho, le menospreciaban, insinuando que si le habían ocurrido todas esas desgracias era seguramente porque había pecado contra Dios.
¡Pero Job sabía que su Salvador estaba vivo, y que se levantaría para ayudarle! Sabía que Dios iba a hacer callar al enemigo de su alma, al enemigo de su familia, a aquél que no busca más que robar, matar y destruir (mira Juan 10:10).
“Y el Dios de paz aplastará en breve a Satanás bajo vuestros pies…” (Romanos 16:20). ¡Ten confianza! ¡Tu situación es momentánea! Dios ha previsto ya una salida para cualquier situación complicada por la que estés pasando.
El apóstol Pablo también pasó por situaciones dolorosas y complicadas. Él dijo: “Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día” (2 Timoteo 1:12).
Querido(a) amigo(a), esa fe es imprescindible. En este primer día, quédate con estas palabras: Yo sé y estoy seguro. Sabes en quién has creído: en el Dios todopoderoso, el Creador del universo, el Señor de los ejércitos, el Buen Pastor… En Aquél que dice: “Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso” (Apocalipsis 1:8).
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