¿Alguna vez te has dado cuenta de cuánto pueden cambiar las cosas en un solo día? Para bien o para mal, un solo momento puede alterar absolutamente todo. Hubo un día en particular en la historia que transformó el mundo para siempre. Las implicaciones y consecuencias que derivaron de las acciones de ese único día hicieron historia, cambiaron la historia y dieron forma al destino del mundo entero.
Nunca nos damos cuenta de cuánto nuestras decisiones pueden afectar, no solo nuestras vidas, sino también las vidas de todos aquellos cuyo destino está entrelazado con el nuestro, y para quienes nuestra aceptación o negación de una determinada acción podría implicar la vida o la muerte.
Un día, hace miles de años, un hombre llamado Simón viajó desde su ciudad natal, Cirene. Se cree que estuvo allí para visitar la ciudad santa y participar en la fiesta sagrada de la Pascua. Nunca podría haberse imaginado que ese día sería llamado a ayudar al Salvador del mundo: Jesucristo. Simón se encontró en la Vía Dolorosa, a la hora y en el lugar exacto por donde estaba pasando Jesús, mientras llevaba la cruz. Esa cruz donde más tarde, sería colgado.
El Hijo de Dios estaba exhausto: había estado despierto toda la noche, golpeado, azotado en la espalda y, seguramente, había perdido mucha sangre. Jesús cayó al suelo por agotamiento; llevaba el pecado del mundo entero. La cruz era una carga tan pesada que no podía continuar.
En ese momento, Simón fue arrojado al drama de Jesús, fue elegido entre la multitud y obligado a cargar la pesada, pesadísima cruz de Jesús.
Simón se topó con su destino, se encontró en el camino de Jesús y su vida cambió para siempre. Así como Simón se encontró en su camino con Jesús, puede ser que pienses que estás leyendo este devocional por casualidad, y pases por uno de tus muchos hábitos diarios.
Créeme cuando te digo que esto no es una coincidencia. Dios te eligió antes de la fundación del mundo, Él tiene un plan y un destino increíble para ti: si llegas allí o no, depende totalmente de ti.
Oro para que Dios te dé la gracia de no solo entender que has sido elegido, sino también de conocer para qué has sido elegido. Ruego a Dios que seas cada vez más consciente del llamado que está sobre tu vida, para que tengas la fuerza y la capacidad de llevarlo a cabo.
Devocional Tomado desde:
https://bible.com/reading-plans/19184/day/1?segment=0
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