No sé a ti, pero a mí hay cosas que en ocasiones me enfadan y me irritan, y que pueden llevarme a tomar actitudes equivocadas. ¿Cómo reacciono cuando esto ocurre?
¡Elijo la gratitud en lugar de una mala actitud! Decido conscientemente ser agradecido por todas las cosas que Dios me ha dado, en lugar de dejarme llevar por la queja.
La Biblia dice que “de la abundancia del corazón habla la boca” (Lucas 6:45).
Si nutres tu corazón de sentimientos negativos, tarde o temprano terminarán saliendo por tu boca, empeorando la situación. Sin embargo, cuando vives en una actitud de agradecimiento diario por las cosas que Dios te ha dado, Él, como un Buen Padre, ¡las multiplica en tu vida! Jesús mismo dio gracias a Dios antes de la multiplicación de los panes. ¡El milagro llega cuando sabemos dar gracias!
¿Cómo se traduce esa gratitud diaria en tu vida? Quizá hoy, para ti, ser agradecido signifique dejar de quejarte por ese problema que tienes, y cambiar tu perspectiva al respecto. Una buena forma para hacerlo es empezar a dar gracias a Dios por las pequeñas cosas de tu vida:
Por los rayos de sol que entran a través de la ventana,
Por los colores vibrantes de la puesta de sol,
Por la risa de los niños mientras corren y se hacen bromas,
Por nuestra(o) esposa(o), quien cada semana toma unos minutos de su tiempo para sacar la basura...
¡Y por tantas otras cosas que, aunque pequeñas, revelan el corazón de Dios para nosotros de una manera preciosa!
Cultivar una actitud de agradecimiento nos acerca más a Dios, ayudándonos a apreciar mejor Su amor y Su fidelidad para nuestra vida.
Escoge vivir en una actitud continua de gratitud. ¡Haz de ella un hábito en tu vida! Empieza y termina cada día con agradecimiento, ¡no dejes que lo que te irrita determine tu actitud!
Comments