Juan, en el inicio de su evangelio, presenta a Jesús como la luz y, efectivamente, eso es ÉL, la luz que nos permite ver nuestra situación, nuestra condición y nos da la oportunidad de ser hijos de Dios. Jesús, al venir al mundo, tenía como objetivo reconciliarnos con Dios y ofrecernos la oportunidad de ser hijos de Dios al pagar el precio de nuestra salvación.
Tenemos un Dios que nos ama sin medida y podemos estar seguros de que viviremos con Él eternamente y podemos vivir confiados de que lo que dice la Biblia es verdad. Jesús es lo mejor que puedes adquirir para tu vida, reconócelo como Dios y vendrás a ser parte de su Reino, no como un sirviente, sino como un hijo de Dios.
Alabemos a Dios porque en sus planes tuvo presente nuestras vidas y nos ha hecho sus hijos. Alabémoslo por ser nuestro Padre celestial.
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