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Foto del escritorGabriela Lizeth Figueroa

El Señor es mi pastor, nada me faltará.


El Salmo 23 es uno de los salmos más amados. Es un ejemplo asombroso, poderoso y hermoso de la confianza plena que tenía David a su Dios. Todos anhelamos ese tipo de confianza. Así comienza la primera línea. David ve al Señor, el Dios todopoderoso, infinito, santo y soberano, como su pastor. Aunque Él es el grande e increíble Dios, David sabía que lo vigilaba tiernamente, como el pastor que cuida de sus ovejas. El Señor es pastor. De hecho, David lo hizo más personal cuando dijo: El Señor es mi pastor. ¿Qué decía David sobre Dios? David decía: Dios se preocupa por mí. Él me conoce. Él me entiende. Él me observa. Él me protege. Él me guía. Él es amable conmigo. Él me alimenta. Él me consuela. Él lucha por mí. Él está atento de mí. Él está por mí. Él está cerca de mí. Él nunca me dejará. Él moriría por mí. Él es mi pastor. Sin importar cual sea la necesidad, Él puede suplirla. Sin importar cual sea la carga, Él puede llevarla. Sin importar cual sea la decisión, Él te guiará. Sin importar cual sea el problema, Él puede manejarlo. Sin importar cual sea el daño, Él puede sanarlo. Él es mi pastor. Cuando el Señor es tu pastor, puedes confiar en Él sin importar la circunstancia. Él está cuidándote. Él está contigo. Él te ayudará. Él es tu pastor. No te faltará nada que realmente necesites. Cuando el Señor es tu pastor, no necesitas nada más. Quizá la grandeza de David estaba en el modo como vio a Dios. El Señor es mi pastor.


Deseas cuidado, amor, necesidades suplidas, enfermedades sanadas, salud, trabajo ? Asegúrate primero que El sea el Pastor y Señor de tu vida. Acércate al Señor Jesús y el a través de su Santo Espíritu te guiará a lugares delicados y a aguas de reposo.


Bendiciones querido Lector.

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