Entrega todos tus temores a Dios, quien te rodeará con amor y estará a tu lado mientras tratas con el estrés que acompaña tu experiencia traumática. No importa qué situación puedas estar pasando, el amor de Dios es suficiente para rodearte y protegerte. No hay nada que salga de su cuidado y gobierno. En Salmos 36, encontramos una expresión que nos ejemplifica cómo el amor de Dios nos abriga cuando acudimos a él. Habla que con sus alas nos da protección. Los hombres podemos encontrar protección en él, en todo tiempo, en toda circunstancia. El paralelo, se hace con las aves; seguramente has tenido la oportunidad de ver una gallina en una finca cuidando a sus polluelos o una pata cuidando a sus patitos, o a una paloma en un palomar cuidando a sus pichones, incluso aquellos que han estudiado las águilas en su ambiente natural, han observado cómo cuidan a sus aguiluchos. El salmista, usa ese ejemplo de la acción de protección de la madre a sus crías, para que, desde nuestra perspectiva humana, entendamos cómo el amor de Dios nos rodea y protege. Cuando el ave rodea con sus alas a sus polluelos, los protege de la lluvia, del ataque de un depredador; además los calienta cuando hace frío.
Al hacer la comparación con Dios, quien nos rodea con sus alas de amor, entonces, toma en el ejemplo todas esas acciones aplicándolas hacia sus hijos.
En este mismo salmo, se muestra cómo el amor de Dios no se queda solo en decir cuánto nos ama, sino que su amor se manifiesta en la abundante comida de su casa y el agua del río delicioso. Comida y agua, como expresión de su amor. Pero, habla de un tipo de alimento y bebida más profundo que lo material, es la expresión del agua de la vida. El amor de Dios como el agua de la vida, que vivifica y fortalece.
El amor de Dios no solo te rodea, sino que te da vida.
Comments