«¿Por qué nada de lo que hago parece funcionar?» Cuánto más tratas de resolver esa situación, o de ayudar a tu ser querido enfermo, más inquietudes puedes tener. Cada inquietud es un llamado a enfrentar los sentimientos problemáticos: el resentimiento, la impaciencia, la frustración, la impotencia y el dolor.
El Señor entiende tu impaciencia y frustración. Así como el salmista expresa su angustia en el Salmo 130, nosotros tenemos la libertad de hablar con él de manera transparente. Cualquiera sea la situación que estemos pasando, sea enfermedad o problemas en familia, Quisiéramos ver que todo mejore pronto. Pero en ocasiones nos sentimos incapaces de contarle a Dios lo que estamos pasando.
Sin embargo, como el salmista, también podemos hablar con Dios de estas cosas. Así como nosotros, escuchamos a nuestros hijos y los apoyamos, cuánto más nuestro Padre celestial. El salmista llega a la conclusión que debe esperar en el Señor, esto es algo digno de aprender y vivir en momentos de angustia. Esperar en el Señor implica confianza en lo que va a hacer con respecto a la situación en particular. También incluye dejar la carga pesada en él y no llevarla nosotros. Saber que el mejor lugar donde puedo dejarla es en el Señor. Esperar en él es dejarlo obrar. Nosotros queremos una solución rápida y definitiva, pero no siempre será ese la forma en que Dios actúe.
Pero podemos decir que confiamos en su Palabra, cuando hemos aprendido a esperar en él. Entonces nuestra esperanza no está en nosotros ni en lo que podemos hacer, sino en el Señor.
Nuestra confianza no está en los médicos ni en su conocimiento, sino en el Padre celestial, quien amoroso nos sostiene, fortalece e interviene. Nuestra confianza no está en nuestro esfuerzo personal, sino en su poderosa Palabra que da vida y que permanece para siempre.
TE ANIMO... CONFIA TUS PROBLEMAS Y PRECUPACIONES A DIOS.
Comments