A lo largo de nuestra vida solemos edificar muchas cosas; una carrera, una familia, una educación sana para nuestros hijos, un negocio, una relación con las personas que nos rodean, un ministerio, una vida que contenga aquellos detalles que harán que nos sintamos satisfechos de los que hicimos. Pero no se queda allí, porque es necesario velar por todo lo que construimos. Para esto debemos cuidar la relación familiar con la esposa y los hijos, dedicarnos al negocio para que sea próspero, darle a nuestros hijos lo que necesitan, cuidar el trabajo que tanto nos costó conseguir, perseverar avivando todos los días el fuego del don que Dios nos dio.
La verdad es que no importa lo que estemos edificando o cuidando, en algún momento las dificultades se harán presentes y tratarán de arrasar todo lo que edificas o cuidas. En consecuencia, en algún momento nuestras debilidades saldrán a relucir, nuestras capacidades y fuerzas resultarán insuficientes. Pero no te desanimes, eso es completamente normal, Jesús aclara este punto diciendo: Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Mateo 7:24-25 No importa cual sea tu emprendimiento, los mejores materiales y fundamentos son los que puedes recibir de Dios en una relación íntima con ÉL, porque cuando tus fuerzas terminan Dios está lleno de poder, cuando tu capacidad es rebasada, la capacidad de Dios no se puede medir, cuando tu conocimiento no alcanza, la sabiduría de Dios te llevará hasta su voluntad, porque cuando nosotros ya no podemos Dios si puede. Pero si ya empezaste a construir y te das cuenta que la lluvia ha descendido, vinieron los ríos, soplaron los vientos, y golpearon contra ti, afectando tus proyectos, familia, negocio o ministerio, es hora de involucrar a Jesús en tus planes y buscar cuál es su verdadera voluntad, porque todo lo que es edificado sobre la Roca firme no caerá. Y ese muchas veces es parte del problema y las dificultades, el no buscar su voluntad antes de emprender nuestra construcción. No existe situación tan difícil, familia tan destruida, negocio tan quebrado, corazón tan roto, relación tan dañada, ministerio tan lejano, que Dios no pueda sanar, restaurar y levantar. No existe.
Acércate hoy a Dios, busca su voluntad, rindete a sus pies y entonces el actuará a tu favor restaurando tu vida y todo lo que te rodea.
Bendiciones...
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