Dios no es un padre impaciente que azota por instinto a sus hijos tan pronto se pasan de la raya. Él es paciente y bueno; colma de gestos de buena voluntad a aquellos que se desvían buscando incentivar su arrepentimiento. Lamentablemente algunos mal interpretan su bondad como una licencia para obstinarse a pecar.
Si tu conciencia te acusa de pecado, ten cuidado de no malinterpretar Su bondad en tu vida; pues de no arrepentirte, tu lluvia de bendiciones puede convertirse en una tormenta de penas que te haga el arrepentimiento más doloroso de lo necesario.
Recuerda que no todo lo que hagas no siempre conviene a nuestra vida, todo lo que sembramos cocechamos, si llevamos una vida torcida, recibiremos la cocecha de las malas deciciones que tomamos, no confundas la voluntad de Dios con el placer carnal.
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